Es muy común que los infantes de un año quieran estar siempre con su madre, e incluso que rechacen a su padre o a familiares a los que no ven a diario. Precisamente porque están dejando de ser bebés, necesitan apoyarse en su principal figura de referencia. Los padres podemos ayudar a nuestros hijos de esta edad a ser cada vez más independientes.
¿Cómo lograr que el niño sea independiente sin separarnos de él?
- Responder siempre a sus demandas de cariño, seguridad y atención, acogerle siempre que nos busque, pero sin pretender que esté pegado a nosotros.
- Hay que permitir al pequeño alejarse y regresar libremente en la medida que lo necesite.
- Es importante no quitarnos a nuestro retoño de encima como si fuese un molesto engorro. Esta actitud de los padres aumenta su angustia y su insistencia en estar pegado a nosotros (eso es el ” apego inseguro” o “ansioso”).
- No debemos mostrar ansiedad ante una separación. Si lo hacemos de un modo tranquilo y relajado, sin reflejar inquietud, esa será para el menor una pista importante de que no hay nada que temer. Hay padres que, sin darse cuenta, transmiten a los hijos su propia angustia frente al distanciamiento.
- Ir estableciendo pequeños límites razonables. Los padres tienen la necesidad de reservarse ciertos momentos para ellos: para hacer una comida, ir al baño o atender el teléfono. Podemos decirle: “Mientras mamá habla por teléfono tienes que esperar” o “no puedes estar junto a mí cuando estoy cocinando”.
- Debe empezar a jugar solo. Debe hacerlo poco a poco. Empecemos a jugar juntos con algún material interesante, y después disminuyamos progresivamente nuestra intervención, pero mostrémonos implicados e interesados en lo que hace. Podemos alejarnos un poco y seguir con nuestras tareas, pero en un radio que nos permita mantener contacto visual. Posteriormente, podemos incluso ausentarnos algunos ratos de la habitación, pero hablándole frecuentemente y visitándole de cuando en cuando para animarle, elogiar sus hazañas y resaltar lo que está haciendo “él solito”.
- Reservar algunos ratos para estar plenamente con él, dedicándole toda nuestra atención. Es la vivencia de esos momentos lo que le ayudará a construir su confianza y seguridad internas y a soportar algunos ratos de soledad. En cambio, si nunca nos tiene plenamente, le costará también mucho más soportar nuestra ausencia.
Por: Luciano Montero, psicólogo en http://www.serpadres.es/1-2anos/educacion-y-desarrollo